Articulo Especial

 

  Matar o no matar a los peces capturados

 

Por Héctor Yamasaki

La pesca deportiva, no hay que negarlo, es un deporte en donde se juega y se dispone de la vida de otros seres vivos. Esta es la realidad, tal cual.

Durante el tiempo durante el que me he dedicado a pesca, he oído y leído una gran cantidad de razones por las que los autores de las mismas tratan de "justificar" la pesca: Desde que es una actividad que se practica por la herencia sicológica que nos han dejado nuestros antepasados cazadores-recolectores-pescadores, hasta la necesidad personal de emancipación.

Permíteme divagar un rato.

La mente humana es algo aún no comprendido del todo, algo que a fin de cuentas manifiesta, comprueba y pregona la dualidad misma de la naturaleza: En la mente humana están presentes la excelsitud al mismo tiempo que la más terrible de las aberraciones; la semilla de la creatividad, conviviendo con la raíz de la destrucción; el egoísmo más puro, luchando con la total abnegación... puedo seguir con la presentación, más creo que sea necesario.

Así, puedo aseverar que el ser humano, es un ser contradictorio, empeñado en vivir en el conflicto y la contradicción. Y la comprobación de esta idea, es que siempre habrá quien no esté de acuerdo con ella y sin lugar a dudas, estará también en lo correcto. :).

Pero tiene una capacidad especial que puede justificarlo todo: el libre albedrío.

Ya Santo Tomás de Aquino señalaba que NADIE hace el mal por el mal mismo, sino que todo lo que hacemos, lo hacemos porque de alguna forma nos representa un bien, provecho o beneficio: En el caso específico de la pesca deportiva, a muchos nos parecerá malo que algún pescador saque todos los peces que pueda de un coto sin que le importe tamaño, tipo de pez, si hay o no veda, etc. para él, esto seguramente le causa gran placer u orgullo.

¡ Cuidado ! con lo anterior no defiendo al depredador o pescador sin escrúpulos, (los que desafortunadamente abundan) ni trato de alguna forma de justificarlo, muy al contrario: trato de evidenciar que las crisis ecológicas, políticas, sociales, etc., etc., que la humanidad ha padecido desde que se tiene memoria, se deben precisamente a que ejercemos nuestro derecho al bienestar en forma total y absolutamente IRRACIONAL, es decir, no nos comportamos como seres humanos y no tratamos de controlar al enemigo: el miedo, el miedo a no poder disfrutar o dejar de disfrutar de los bienes y placeres o, dicho de otra forma, estamos saturados de egoísmo.

Expuesto lo anterior, vamos de lleno al asunto central de este escrito.

Quienes han ido de pesca con un pescador local como guía, quizá habrán notado que se con frecuencia se utiliza la palabra "matar" en lugar de pescar; en muchos libros de pesca clásicos, (incluso libros de pescadores tan renombrados como Skues y Halford) podemos comprobar que se utiliza también la palabra matar...

De la misma forma en que no podemos impedir que los demás expresen sus ideas y nos ofrezcan sus opciones y puntos de vista, la decisión de matar o no matar a nuestras presas, es un asunto estrictamente personal, por lo que bajo ninguna circunstancia, debemos incomodarnos por los cuestionamientos morales que pudieran imponernos.

En lo personal he optado, siempre que es posible, por no matar a mis presas, porque tampoco voy a decir que nunca lo hago, pues de vez en cuando se me antoja comer el pescado que he capturado y también en ocasiones he tenido que matar a los ejemplares que por alguna razón han quedado mal heridos.

Como pescadores y humanos, debemos asumir nuestra responsabilidad presente y futura ante la naturaleza y aceptar a cubrir el importe de las facturas que en su momento ella nos presente.

Matar o no matar a nuestras presas, de la misma forma que pescar o no todos los peces posibles en una sesión es, repito, un asunto tan personal como nuestra propia conciencia.

Héctor Yamasaki