Molly de Vela

El llamativo moly de vela


    En 1936, cuando la ciénaga de Progreso era "saludable" y abarcaba más de 3 kilómetros de ancho, en las aguas del estero que corre a lo largo del puerto existía gran diversidad de aves y mamíferos, e incluso afloraban varios manantiales de agua dulce.

    Fue entonces y bajo tales características que el investigador estadounidense A.S. Pearse descubrió a un pequeño pez que vivía en la ciénaga, al que llamó con el nombre científico de Mollienisia velífera, que después cambió por el de Poecilia velífera, el cual no es más que un singular moly de vela, perteneciente a un grupo de peces conocido por su fácil cultivo en los acuarios.

    Actualmente, esta especie, endémica de la Península, está considerada en peligro de extinción, puesto que la localidad tipo donde se desarrolla es precisamente la ciénaga de Progreso, cuyas condiciones actuales distan mucho de aquellas que se describen en el estudio que sobre esta especie realizó la investigadora yucateca Lízbet Chumba Segura, y que consta en la serie de publicaciones sobre la Fauna de los Cenotes de Yucatán editada en la década de los 80 por el Departamento de Acuacultura y Biología Marina de la Universidad de Yucatán.

    Miembro de la familia de los poecílidos, el moly de vela es un pez vivíparo, es decir, sus crías nacen vivas y no de huevecillos, con marcada diferenciación sexual entre macho y hembra.

    Su fecundación es interna, para lo cual la aleta anal del macho está modificada en un órgano que se llama gonopodio. Tiene los dientes sumamente pequeños y las aletas ventrales de los machos son mayores que las de las hembras.

    Pero la característica que más distingue a ambos sexos es también la que le da nombre a la especie. En el macho, la aleta dorsal es ampliamente desarrollada, muy alta y semeja la vela de un velero.

    Los colores del moly de vela contribuyen a hacer de esta especie una de las más llamativas entre los peces endémicos de la Península.

    Su cabeza es naranja y el cuerpo dorado con diminutas manchas azul verdosas simétricamente ubicadas a lo largo desde la cabeza hasta la cola.

    Los colores en el dorso son más vivos que en el vientre. La gran aleta dorsal del macho presenta puntos negros con el centro azul, y el borde es también negro.

    Sin enmbargo, la intensidad y la distribución de los colores en el cuerpo del moly de vela pueden variar según su hábitat, puesto que es una especie que vive igualmente en aguas dulces que ligeramente salobres.

    La hembra presenta el mismo patrón de coloración, aunque con pigmentación más pálida que el macho. La aleta dorsal es más pequeña que en aquél, igual que el tamaño total del pez. Mientras la hembra apenas alcanza entre 4 y 7 centímetros de largo, el macho puede llegar a medir hasta 9 centímetros.

    Esta especie se distribuye a lo largo de la costa de la Península, pero principalmente en Yucatán. Habita en manantiales de agua dulce y en aguas salobres. Naturalmente se encuentra en ciénagas y manantiales de la costa, aunque también en los cenotes más cercanos a la misma.

    Las localidades donde se ha encontrado a esta especie son Río Lagartos, Sinanché, Telchac Puerto, Progreso y Mérida. El caso de Mérida es singular, puesto que su presencia en los lagos o cenotes artificiales que alguna vez existieron se debe a que el moly de vela fue una especie que se introdujo de la ciénaga de Progreso durante intensa campaña contra el paludismo.

    Resulta que entre el alimento de esta especie endémica de Yucatán están las larvas de mosquito, y es precisamente un mosquito, el Anófeles, el que transmite el paludismo. Utilizado como control biológico, el moly de vela prestó un gran servicio a la comunidad.

    Este es un claro ejemplo de la importancia que pueden llegar a tener especies aparentemente tan insignificantes como este pequeño pez que no rebasa los 10 centímetros de largo.

    Igualmente, la importancia de su conservación queda manifiesta en la labor tan útil que ha prestado al humano, al librarlo de una de las enfermedades más graves y comúnes en el trópico.

LOS IMPORTANTES HUMEDALES

    Sin embargo, actualmente, debido a los cambios en los ecosistemas costeros de la entidad, ocasionados principalmente por la construcción mal planificada de carreteras sobre la ciénaga de Progreso, ha hecho que esta especie se encuentre actualmente en grave peligro de extinción.

    Sin negar la utilidad de las vías de comunicación, es importante considerar, durante la planeación y construcción de carreteras costeras, pasos de agua que permitan mantener el flujo de estos sistemas de humedales, considerados unos de los más frágiles del mundo, por la facilidad con que pueden ser perturbados.

    Debido a la trama ecológica que enmarca los humedales, donde una especie depende de la otra para sobrevivir, cualquier modificación en el hábitat afecta considerablemente la estructura ecológica del mismo, al llegar a ser casi imposible recuperar el estado original del sistema.

    Probablemente el "Poecilia velifera" estuvo confinado naturalmente a las aguas costeras de la parte exterior de la Península. El que en Mérida haya sido utilizado en campañas del control del mosquito que transmite el paludismo no elimina, para A.S. Pearse, la posibilidad de que ya los antiguos mayas lo hayan introducido.

    Actualmente, el moly de vela está confinado sólo a la parte oeste de la ciénaga de Progreso, puesto que el flujo de agua de las comunidades de manglares que la conforman se afectó a tal grado que se ha perdido gran parte de lo que originalmente encontró el investigador norteamericano.

    Según A.S. Pearse, los cenotes, del maya tzonot, son hábitats acuáticos aislados, algunos de los cuales han existido por largos períodos de tiempo geológico. Su flora y fauna, por tanto, son muy específicos y de gran interés biológico por la relación que presentan entre aislación, evolución y adaptación.

    Los cenotes cercanos a la costa donde habita el moly de vela también se han visto afectados por el desarrollo costero, al grado de que algunos han perdido ya la característica de contar con aguas cristalinas. Al perderse un cenote, se pierde también un número considerable de especies endémicas.

    En el caso de la ciudad de Mérida, prácticamente han desaparecido los lagos artificiales que alguna vez albergaron al moly de vela. Un ejemplo de ello es el que se encuentra en la Ciudad Maya, cuyas escasas aguas presentan un desagradable color verdoso ocasionado por la infestación de algas que, al encontrar un medio favorable, se reproducen en forma increíble e inducen con ello el asolvamiento de los cuerpos de agua.

DESARROLLO EN ALEMANIA

    Pese a su reducido tamaño, esta especie es tan vistosa que fue llevada hasta Alemania, donde se ha vuelto muy importante para los acuarios por sus cualidades de fácil cultivo. A partir del moly de vela, los alemanes han obtenido nuevas variedades por selección genética, una de las cuales es el moly negro, también habitante común de los acuarios.

    De hecho, la mayoría de los peces nativos de la región de Progreso tiene importancia como especie de acuario.

    La importancia del moly de vela, tanto cuando sirvió para controlar el paludismo en la ciudad como cuando se ha utilizado para crear nuevas formas de peces de acuario, induce a considerar seriamente la situación actual que afronta la especie.

    La extinción del moly de vela probablemente no se note en nuestra vida diaria. Sin embargo, es una especie que puede considerarse como indicadora del estado ecológico de los sistemas donde habita. Por tanto, su desaparición de esta parte del mundo en la que existe tendrá que ponernos a pensar sobre el futuro de la costa yucateca, tan alterada ya por el desarrollo mal planificado de que ha sido objeto.

    Conservación y desarrollo, a pesar de sus aparentes contradicciones, no deben entenderse como conceptos antagónicos, sino al contrario. No es imposible construir una carretera costera sin alterar el ecosistema a tal grado que las especies allí presentes comiencen a extinguirse.

 

Fuente: v6.yucatan.com.mx

Fotos: Drpez.net