Rio Lagartos

La Reserva de la Biósfera Ría Lagartos,
Un paraíso del Mayab


    Cálido hogar para el flamenco rosa y otras especies animales. Unas 18 mil aves "pintan de rosa" el territorio de anidación En la zona coexisten en total unas 340 especies de aves, 50 de mamíferos y 95 de reptiles.

    Sitio de reproducción de las tortugas blanca o verde y la carey.

Petenes y manglares.- Recorrido:

    Cuando los primeros barcos de conquistadores españoles llegaron a la costa noreste de Yucatán, encontraron la desembocadura de lo que creyeron era un río de agua dulce que, al contacto con el mar, "se había salinizado", según cuentan habitantes de esa región.

    Con los barriles de agua para consumo humano casi agotados -por la travesía emprendida desde la isla de Cuba-, los españoles se aventuraron a internarse en el caudal, que si bien no resultó ser de agua dulce, tenía menor nivel de salinidad que el de mar abierto.

    Durante el recorrido por esa zona del Mayab, los conquistadores advirtieron la presencia de grandes reptiles de enormes fauces y largas colas que identificaron como lagartos. En realidad se trataba de cocodrilos, pero en Europa no se conocía esta especie; lo más parecido eran los lagartos, igual de temidos que los primeros.

    Por esa razón, los españoles llamaron al lugar Río Lagartos.

    Cinco siglos después de ese hecho, hoy día sabemos que no se trataba de un río sino de una "ría", es decir, un flujo de agua marina que se interna entre tierra firme y una estrecha franja de playa y que es un vasto humedal de importancia internacional: ahí está la principal zona de anidación, en el país, del flamenco rosa (Phoenicopterus ruber ruber).

    Protegidos de sus depredadores naturales y de la presencia del hombre, los flamencos se reproducen en gran cantidad para colorear con el rosa de su plumaje las turbias aguas de la ciénaga, que contrastan con el verde follaje del mangle en los petenes, el azul del cielo y los tonos ámbar del amanecer o los naranja del atardecer.

    Sin embargo, esa parte de Yucatán es mucho más que una zona de anidación, pues en ella unas 340 especies de aves, 50 de mamíferos y 95 de reptiles comparten cada día el espectáculo de la vida.

    Es tal la riqueza natural y de recursos no renovables que posee esta zona, que el 26 de junio de 1979 fue declarada Reserva Especial de la Biosfera, con lo cual se convirtió en un área protegida por el Gobierno Federal.

     El decreto establece la protección de 58,824 hectáreas de selva, duna, manglares y playas, que abarca las comunidades de San Felipe, Río Lagartos, Las Coloradas y El Cuyo. La región, en conjunto, tiene hoy día una población de casi siete mil habitantes, la mayoría dedicados a la pesca o que laboran en la industria salinera, la más grande e importante de su tipo en Yucatán.

   No fue sino hasta hace un par de meses cuando la zona fue reclasificada y ahora ya es Reserva Especial de la Biosfera -como indicamos- y, por consiguiente, un espacio que recibe financiamiento para su operación, control y vigilancia, mediante recursos provenientes de organizaciones no gubernamentales, agrupaciones e instituciones internacionales y las autoridades federales encargadas de la protección al medio ambiente y los recursos naturales.

    Al principio recordamos la importancia que tiene la Reserva Ría Lagartos como área de anidación del flamenco rosa, especie que, por sus características, es considerada una de las más hermosas por el color rosa bermellón de su plumaje con el que se pinta el cielo cuando emprenden el vuelo en parvadas de decenas de ejemplares.

MAS DE VEINTE MIL FLAMENCOS EN LA REGION

    Se calcula que actualmente existe una población de 22,000 flamencos en toda la región costera de Yucatán, de los que 18,000 se encuentran desde hace más de un mes en la zona de anidación a las afueras de El Cuyo, en dirección a la frontera con el estado de Quintana Roo, según averiguó el Diario durante un recorrido por ese territorio.

    Ahí se reproduce la especie y los polluelos crecen hasta alcanzar la edad juvenil, cuando ya pueden emprender el vuelo a otras zonas de la parte central y poniente donde se alimentan.

    Asimismo, en los 60 kilómetros de franja costera de Ría Lagartos cumplen su ciclo de reproducción dos especies de tortuga marina: la blanca o verde (Chelonia mydas) y la carey (Eretmochelys imbricata). Para esta última es uno de los tres sitios de reproducción de mayor importancia en el mundo.

    La gran cantidad de microambientes conformados por los distintos ecosistemas generan una gran diversidad faunística en la reserva de la biosfera.

    Los petenes, auténticas islas de exuberante vegetación, se yerguen en medio de las sabanas y zonas inundables. Son, por su aportación de agua dulce, punto de confluencia del mono araña, el coatí, los mapaches e incluso venados y jaguares.

    Sobre una gran extensión de la reserva están los manglares, importantes por su aportación de nutrimentos, por ser refugio natural para gran variedad de peces, crustáceos y moluscos, y sitio de anidación de diferentes poblaciones de aves.

    En el período de noviembre a febrero se calcula que llegan a la zona unas 30,000 aves migratorias, que pasan el invierno en Ría Lagartos, donde encuentran las condiciones idóneas para subsistir.

    Las evidencias más remotas de ocupación humana en la laguna costera de la reserva datan del período clásico tardío (50-300 d.C.).

    El territorio donde actualmente está la reserva fue aparentemente el puerto de la gran Chichén Itzá, y desde ahí controlaban los mayas el intercambio de mercancías con el centro de México, Guatemala y otros puntos de Centroamérica.

    La importancia comercial radicaba en el control de la sal que se producía en el estero, por sus "características únicas de hipersalinidad".

    Existe todavía la pequeña Isla de Cerritos, que mide 200 metros de diámetro, y que fue construida por los mayas prehispánicos -según fuentes arqueológicas- en la boca del estero, a fin de controlar desde ahí la entrada y salida de las embarcaciones. Entre los matorrales y la zona de mangle se puede apreciar un gran montículo de piedras recubierto por la vegetación y que es en realidad una pirámide maya prehispánica inexplorada en la región conocida como Emal.

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